viernes, 17 de diciembre de 2010

Señales

Aproximadamente cuatro días antes de hoy me quedé mirando un árbol. Durante la contemplación, me habló. Lo escuché detenidamente y pude notar que era un mensaje repetitivo. Valiéndose del viento, sus formas y colores me envolvió en la atmósfera de lo natural, lo perfecto. Lo que sufre al hombre. Lo natural.

Desafortunadamente no pude decodificarlo. No a través de las palabras.

Pero me habló.

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